Según los especialistas en psiquiatría, 36.360 mendocinos podrían sufrir algún tipo de trastorno psiquiátrico severo. El dato se basa en estadísticas realizadas por Asociación Mundial de Psiquiatría y fue proporcionado por el director de Salud Mental de Mendoza, Alberto Navarro.

Para la Asociación Mundial entre un 2 y un 3 por ciento de la población de América Latina tiene algún tipo de trastorno severo de la conducta y no todos tienen conocimientos de que lo padecen. Además, de que un 25 por ciento sufre algún trastorno mental como depresión.

Navarro explicó que en la provincia la cifra se asemeja teniendo en cuenta las atenciones que se realizan en los hospitales psiquiátricos, aunque aseguró que el caso del asesino de la productora de radio, ocurrido la semana pasada, se lo puede denominar como un hecho aislado.

Augusto Rojas, médico psiquiatra, confirmó que hay un bajo porcentaje de la población que sufre patologías severas pero que en su mayoría son personas bipolares. “La bipolaridad es un trastorno de estado de ánimo que tiene una frecuencia de entre 2 a 3 por ciento de la población. El estado de ánimo de las personas fluctúa dentro de ciertos límites, en el trastorno bipolar esos límites o márgenes se encuentran en un rango mucho mayor. Así, el paciente puede tener episodios donde ese estado de ánimo va de la aceleración al extremo de la depresión”.

Según el psiquiatra, cuándo una persona está “acelerada” se caracteriza por estar eufórica, verborrágica, quiere hacer muchas cosas en un solo instante, tiene falta de sueño y empieza a sentir mucha energía que muchas veces lleva a estas personas a cometer actos imprudentes. En el extremo de la depresión, el paciente piensa lento, no habla, se aísla, no come, no duermen, no tiene energía para trabajar, estudiar, se siente culpable, triste, inútil y en esa etapa es donde pueden aparecer las ideas de suicidio.

Además, los especialistas explicaron que hay diferentes trastornos mentales. Así, por ejemplo, hay psicóticos y neuróticos. Generalmente psicótico significa un estado en el que el paciente ha perdido el contacto con la realidad, mientras que neurótico se refiere a un estado de malestar y ansiedad, pero sin llegar a perder contacto con la realidad.

Sociabilizar a personas con trastornos

Con respecto a la Ley 26.657 de Salud Mental que pretende sociabilizar a los personas con trastornos mentales, Navarro explicó lo que se quiere es incluirla en los hospitales generales. “Así como un paciente con problemas del corazón puede ir a atenderse a un hospital, se quiere que una persona con problemas mentales pueda hacerlo”, dijo y agregó que “el objetivo es que los pacientes crónicos de larga instancia no vivan en hospitales sino con su familia y se atienda en hospitales generales como cualquier otro”.

Pero, confió que cuando “un paciente genere un riesgo para sí o para otra persona sí debe ser internado. Con esta ley se trata de no discriminar. Una persona con la patología del muchacho que asesino a la joven en San Martín, con un buen tratamiento y seguimiento puede vivir en sociedad. Pero tiene que cumplir rigurosamente el tratamiento”.

Por su lado, Rojas confió en que “la ley cambia totalmente la atención psiquiátrica en Argentina. El problema son quienes tienen trastornos mentales y están desamparados porque no tienen ni trabajo ni vivienda. Esas pacientes se quedan en los hospitales no por su patología sino por sus carencias sociales. La ley preserva su dignidad como ciudadano”.

En números

La Asociación Mundial de Psiquiatría asegura que una de cada cuatro personas padece alguna enfermedad mental a lo largo de su vida. Unos 450 millones de personas en todo el mundo padecen alguna enfermedad mental. Un tercio de los años vividos con discapacidad pueden atribuirse a trastornos neuropsiquiátricos. Las enfermedades mentales suponen el 40% de las enfermedades crónicas y la mayor causa de los años vividos con discapacidad. Se espera que en 2020 la depresión sea la causa de enfermedad número uno en el mundo desarrollado. La depresión afecta a 350 millones de personas en el mundo. En América Latina y el Caribe la sufre el 5% de la población adulta, pero seis de cada diez no reciben tratamiento.