Para el presidente de la Asociación Argentina de Tecnología Espacial e investigador de la NASA Pablo de León, Mendoza juega un papel fundamental en los proyectos mundiales de avance sobre el espacio.
Tanto es así que tras la ubicación en Malargüe de la antena para el seguimiento de misiones satelitales de exploración del espacio profundo (DSA 3), de la Agencia Espacial Europea –su tecnología se equipara sólo con la de España y Australia–, otros países estudian monitorear sus misiones desde estas tierras.

“Las agencias espaciales que programan vuelos tripulados y tienen estaciones en órbita necesitan a lo largo del planeta sistemas de seguimiento y control, además de aquellos que les sirvan para mantener comunicaciones con sus astronautas”, ejemplificó el ingeniero aeroespacial, en el VII Congreso Argentino de Tecnología Espacial, que arrancó ayer en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo y convocó a 117 exponentes, entre ellos representantes de ocho países (Estados Unidos, México, Cuba, Colombia, Uruguay, Brasil, Perú y Chile).

“Esa antena (un radiotelescopio que permite establecer comunicación espacial a más de dos millones de kilómetros) que está en Malargüe, como el observatorio Pierre Auger, son muy importantes y ubican a la Argentina como un lugar confiable donde se pueden desarrollar investigaciones. De hecho, está dedicada al monitoreo de misiones espaciales y sondas tanto de esta agencia como de la NASA y organismos espaciales rusos, chinos y japoneses”, sumó al respecto De León.

Cuando un vehículo espacial gira en órbita alrededor de la Tierra, cada una hora y media hace una vuelta completa, por lo tanto, para el presidente de la Asociación Argentina de Tecnología Espacial es necesario tener sistemas de telemetría a lo largo de todo el planeta para poder seguirlos con exactitud.

“Pudiendo hacerlo en Chile, Uruguay o Perú, eligen a Argentina, y de allí a Mendoza, por la calidad de los técnicos que trabajan en estas tierras. Estas experiencias implican una reactivación de la economía también, por la infraestructura y mano de obra que se genera, además de lo desarrollado por los investigadores”, agregó.

El mendocino pionero

En Mendoza hay una rica tradición en materia de navegación espacial.

Para graficarlo, el investigador Pablo de León habló de un pionero, el mendocino Teófilo Tabanera (1909-1981), quien fundó la Asociación Argentina Interplanetaria y fue parte de la comisión que desarrolló los cohetes argentinos que ubicaron al país como el primero en Latinoamérica en desarrollarlos.

Durante el congreso, De León aportó que también Argentina se adelantó al resto de sus pares del continente al generar modelos que fueron aprovechados por la National Aeronautics and Space Administration (Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio, tal como es la traducción de la NASA) o Europa: “En la década de 1990 hubo una destrucción del sistema espacial nacional y de la capacidad de lanzar satélites al espacio, con la cancelación del proyecto Cóndor (misil balístico que sirvió para el desarrollo de motores cohetes y otras investigaciones)”.

Añadió que “ese lugar fue capitalizado por Brasil, país con el que ahora tenemos lazos de cooperación: “Estamos en una etapa de resurgimiento con investigaciones sobre propulsión y vehículos espaciales –temáticas que se abordan en el congreso–, y lo que se intenta es reconstruir el desarrollo de vectores de cohetes lanzadores, que es algo que nuestro país perdió como consecuencia de presiones internacionales”.

Influencia en la lucha antigranizo

Gustavo Marón, el coordinador del Departamento de Aeronáutica del Ministerio de Agroindustria –uno de los que organizaron el congreso–, explicó de qué manera las investigaciones y desarrollos aeroespaciales pueden contribuir a optimizar las acciones, por ejemplo de la campaña contra el granizo, que afecta a las zonas productivas de Mendoza.

“La campaña de lucha antigranizo (programa de modificación artificial del tiempo atmosférico) es heredera del programa que constituyó experimentalmente la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales en 1970, con la guía del mendocino Miguel Sánchez Peña. Con tecnología de cohetes y la detección de nubes con radares encontraron una forma de mitigar los efectos de esa contingencia”, dijo, mencionando a otro comprovinciano cuyos aportes definieron el camino de las investigaciones espaciales.

Estableció que las nuevas tecnologías aplicadas al uso de radares (sensores remotos y aparatos de teledetección) y satélites fomentarían el logro de pronósticos más precisos: “Los sensores determinan ahora temperatura latente del suelo y pueden leer la superficie terrestre, definir la temperatura de las nubes y la escala a distintas alturas. El Gobierno local y las entidades científicas tienen registros de las tormentas, pero si a la biblioteca meteorológica se le anexara la satelital, las acciones para mitigar el granizo se afinarían”.

Para Marón, una herencia de este VII Congreso de Tecnología Espacial será la posibilidad de aplicar a la práctica y generar nuevos usos de los registros o paquetes de información. “La Agencia Espacial Europea y la NASA registran todo, tienen una biblioteca monstruosa. Acá aprenderemos cómo acceder porque están las llaves, los contactos y protocolos de acceso”, manifestó.