La semana pasada asumió al frente del Hospital Neuropsiquiátrico Carlos Pereyra el médico Manuel Vilapriño Duprat. En su mensaje de asunción dejó algunos títulos con los que quiere perfilar la impronta de su gestión. El médico, de 41 años, habló de la necesidad de erradicar el concepto de manicomio y anteponer los preceptos de la nueva Ley de Salud Mental.

La llegada de Vilapriño implica nuevas directivas técnicas. En palabras del flamante director, una de las primeras búsquedas será la de “tratamientos integrales de las patologías psiquiátricas severas”. El especialista, egresado de la UNCuyo en 1997, expresó al respecto: “Las patologías que tratamos aquí revisten somatizaciones como cualquier otro tipo de enfermedades. Sabemos que las condiciones psíquicas requieren tratamientos especiales, pero eso no quiere decir que dejemos de lado el aspecto clínico y neurológico”, explicó Vilapriño.

Con una experiencia de tres años de residencia en el Carlos Pereyra, Vilapriño llega a un lugar al que conoce bien, por eso señala que el mejor recurso con el que cuenta el establecimiento es el humano. “Trabajé mucho tiempo aquí y tengo que decir que contamos con especialistas de primer nivel. Tenemos muchas cosas para mejorar, como algún déficit en cuanto a la infraestructura, pero este hospital tiene un gran potencial”, evaluó el especialista.

Al asumir, Vilapriño apuntó a la erradicación de la palabra manicomio para hacer referencia a estos centros asistenciales. “Está claro que nuestro objetivo es el tratamiento de patologías psiquiátricas severas, pero no por eso dejamos de ser un hospital general. La sociedad tiene que saber que en Mendoza no existen los manicomios ni los loqueros”, aclaró Vilapriño, quien hace 15 años trabajó en el lugar.

La llegada del joven especialista al Pereyra tiene que ver con el rumbo que desde Salud Mental quieren tomar respecto de la imagen de los neuropsiquiátricos. La política busca disipar el concepto de “loquero” o manicomio como mero depósito de personas con patologías agudas.