Las imágenes son elocuentes, las estadísticas aún más: Mendoza se seca. Las nevadas en alta montaña no logran que los cauces de los principales ríos de la provincia lleguen al promedio histórico. Por esto, desde el Departamento General de Irrigación lanzaron un conjunto de ocho medidas que están destinadas a la toma de conciencia por parte de la población y a optimizar el aprovechamiento hídrico.

Además, solicitaron al gobernador Francisco Pérez que decrete la Emergencia Hídrica por cuarto año consecutivo.

Pese a que este año hubo nevadas tardías –las últimas se registraron en septiembre- la situación que se evalúa anualmente no mejoró respecto a la temporada pasada y desde esa dependencia gubernamental lanzaron un paquete de medidas ante la crisis de agua reflejada en el pronóstico 2013-14.

Los datos tomados a partir de las estaciones nivológicas indican que la mayoría de los ríos mendocinos tienen un flujo de agua “seco” o “pobre”. En el primer caso se trata a un nivel inferior al 65% del promedio histórico y en el segundo, entre el 65% y el 85%.

Estas son malas noticias para el sector agrícola, que tiene al agua como un factor fundamental en una provincia que reflejada cada año aún más su característica desértica. Desde que se realizan las mediciones anuales, es la primera vez que se prorroga la Emergencia Hídrica por cuatro ciclos consecutivos.

El superintendente general de Irrigación, José Luis Álvarez, anticipó que “los peores efectos de este ciclo se verán en la primavera de 2014. Es crítico que las medias históricas empiecen a descender”.

“No sabemos qué nos pasó, pero parece que los mendocinos nos olvidamos que vivimos en un desierto. Se ha perdido una generación que no sabe lo que sucede con el agua en Mendoza”, se lamentó Álvarez.

Paquetes de medidas

La declaración de la Emergencia Hídrica es la principal medida que planteó el Departamento de Irrigación, pero viene de la mano de siete proyectos que lo acompañarán. “Es vital que toda Mendoza nos acompañe, desde sus pequeñas acciones, en cuidar el agua, no derrocharla ni contaminarla. Los mendocinos tenemos que asumir que vivimos en un desierto”, lanzó el superintendente.

Se buscará establecer un monitoreo focalizado en la distribución hídrica, con guardias especiales de vigilancia, reparación de canales y con sanciones por el mal uso del recurso que escasea cada vez más en Mendoza.

También se ampliarán las mediciones de los caudales con nuevos puntos en la red e incluso nuevas tecnologías, como cámaras web en lugares críticos.

Se priorizará y flexibilizará la entrega de agua a los productores alternando los turnos de riego para usos que no sean agrícolas y no se renovarán los permisos temporarios.

Se adecuará el plan de obras 2014 de acuerdo al cambio climático con balsas de regulación en la red hídrica, reservorios para grupos de productores y la impermeabilización en lugares críticos.

Las últimas dos medidas que se enumeraron, y tal vez las más importantes en conjunto con el decreto de Emergencia, apuntará a la concientización de la sociedad mendocina en la utilización del recurso hídrico.

Se capacitará a los productores para mayor rendimiento del riego en las fincas, se difundirán caudales diarios y niveles de embalse y se lanzará una campaña de comunicación bajo el slogan: “Mendoza es un desierto”.

Desde Irrigación aseguraron que buscarán que el mendocino, apenas comienza la jornada, mire cual es la situación del agua de ese día, así como mira el pronóstico. “Hay que esperar a que crezca esta nueva generación y sepan cómo usar el agua”, añoró José Luis Álvarez.

La situación de los cauces

El río Mendoza representa la baja más importante en este estudio anual, ubicado en un 71% por debajo del promedio histórico. En Horcones, cuenca de este cauce, se acumularon 150 milímetros de nieve en la temporada 2012/13, cuando los valores normales son de 360.

El río Tunuyán es quien le sigue en gravedad del asunto, ya que se pronosticó que derramará 630 hectómetros en este período, y la media es de 897, lo cual representa una disminución del 70%. Lo mismo sucede con el Diamante, ubicado también en la zona centro, donde la baja es del 57%. En el nacimiento de ambos cauces, los datos arrojaron que la nieve caída en 2013 es de 220 milímetros, inferior a los 290 e 2012 y muy lejana a los 450 que marca el promedio histórico.

En la zona sur se ubican tres grandes ríos: Atuel, Malargüe y Grande, con un porcentaje de 67, 45 y 53 por debajo de la media, respectivamente. La estación nivológica ubicada en Valle Hermoso, determinó que el promedio de nevadas entre 2012 y 2013, es de 310 milímetros, siendo de 650 su media histórica.

El bajo nivel de nevadas en los últimos años tiene como consecuencia, no sólo el bajo flujo hídrico en los ríos, sino también que el número de la media histórica descienda gradualmente. “En los números de este año decimos que hay un 50% de disminución con respecto a la media, pero si analizáramos el promedio histórico de hace 10 años atrás, hablaríamos de un 70% de descenso”, detalló Álvarez.