Los Andes - Miércoles 7 de mayo de 2014
Así lo determinó el Departamento de Irrigación tras la evaluación del Pronóstico de Escurrimiento 2013-2014. La medida rige en todo la provincia desde el año 2010.
La evaluación del Pronóstico de Escurrimiento 2013-2014 determinó que Mendoza seguirá en emergencia hídrica al menos hasta la primavera.
Culminada la temporada de riego, el Departamento General de Irrigación presentó este mediodía el contraste entre lo que se había calculado y lo que realmente sucedió y, si bien los resultados no estuvieron muy lejos de lo calculado, en los seis cauces el caudal estuvo por debajo de lo que esperaban.
“Para nosotros es fundamental la flexibilización en la distribución. Para ello contamos con información en tiempo real, que nos permite conocer qué disponibilidad de recurso hídrico hay, favoreciendo la eficiencia hídrica. Sin embargo, aún falta un gran trabajo intrafinca, para evitar el derroche de agua”, explicó José Luis Álvarez, superintendente General de Irrigación.
La última ratificación de la emergecia se realizó en noviembre de 2013 y era solo para los primeros meses de 2014. Sin embargo, Irrigación extenderá la medida hasta finales de septiembre.
La necesidad de decretar la emergencia fue planteada en 2010 y desde hace cuatro años se mantiene en todo el territorio provincial.
Como se puede apreciar, el pronóstico presentado en Octubre para la temporada de riego 2013/14 (Octubre – Abril) se cumplió, confirmando la emergencia hídrica anunciada.
Lo cual dio como resultado una temporada de riego caracterizada por los bajos niveles alcanzados en los embalses durante el verano.
En cuanto a la extensión de la crisis hídrica, se puede agregar que se mantendrá hasta después de la primavera, ya que el agua acumulada bajo la forma de nieve o hielo, solo estará disponible a comienzos del verano con los primeros deshielos.
En este contexto Mendoza contará con el agua disponible en los embalses, siendo de suma importancia el periodo de corta anual para acumular agua durante el invierno.
La actual crisis hídrica llevó a Irrigación a adoptar criterios dinámicos, flexibles y de mayor colaboración entre los integrantes del sistema (DGI, regantes, inspecciones de cauce, otros usuarios), para la actual temporada de riego.
El 2014 se caracterizó por la gran cantidad de lluvias ocurridas durante los meses de Febrero y Marzo, lo que obligó a cortar la dotación de riego en todas las cuencas.
Estas cortas se prolongaron durante varias semanas, lo que permitió conservar agua no prevista en los embalses. Carlos Sanchez, Subdirector de Distribución del DGI explicó que “aunque hayamos tenido importantes precipitaciones, la situación de emergencia hídrica se mantiene para el resto del año.
Por eso, el objetivo primordial es tener flexibilidad y adecuar la disponibilidad del recurso hídrico a la realidad, atendiendo a los diferentes usos”.
Esta adecuación a las contingencias climáticas, basadas en una planificación y distribución flexible, permitió alcanzar cotas de embalses que no se tenían pronosticadas, como el caso del río Atuel y Diamante, o también producir el llenado de embalses antes de lo esperado, como fue el caso para los ríos Mendoza y Tunuyán.
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