Para imaginar cómo era parte de la Mendoza de hace cien años, alcanza con prestar atención a las rejas que adornan sus balcones o las figuras talladas que el paso del tiempo no borró de sus columnas.

Debajo del polvillo y la humedad, la antigua casona aún conserva la sinuosa arquitectura que los especialistas de la época diseñaron para hacerla resistente a los temblores.

Así, cada tramo en la fachada de la mansión da cuenta de su valor como patrimonio histórico, pero también muestra el deterioro que ha vuelto a este lugar como una joya desgastada, que perdió su brillo entre las nuevas construcciones de la quinta sección.

Ahora, después de muchos vaivenes políticos, el Gobierno quiere que vuelva a manos de la provincia. Es que tras haber sido utilizada como depósito durante más de tres décadas, la casa Stoppel fue cedida en comodato a la municipalidad de Capital en 2004.

El año pasado, el acuerdo -que había sido pactado por cinco años- caducó sin haber cosechado ningún avance. Por eso, tanto la Secretaría de Cultura como los legisladores apuntalaron un proyecto de Ley que prevé su refuncionalización.

Si todo sale de acuerdo a lo prometido, el año que viene el histórico chalet de calle Emilio Civit al 348, será restaurado para abrir sus puertas al público como un salón cultural.

La semana que viene, Diputados espera dar media sanción a la normativa, de modo que los millones que implique su recuperación se incluyan en el presupuesto 2011. Así lo explicó Jorge Tanús, presidente de la Cámara de Diputados.

"La idea es que una vez que el edificio esté bajo la órbita del Gobierno provincial, sea posible destinar recursos y desarrollar actividades culturales", explicó. Tanús aseguró que la propuesta ya tiene el visto bueno del intendente Víctor Fayad, puesto que sería más difícil para la comuna que para la provincia encarar un proyecto de esta magnitud.

"Capital nunca cumplió con los objetivos que tenía esta cesión", comentó el diputado justicialista Ricardo Puga, quien recordó el lugar estratégico en el que se encuentra emplazada la vieja casona de dos plantas.

En el área de Cultura ya sueñan con ver los techos, escaleras, portales y paredes remozados y listos para aprovechar este postergado bien.

"Además de ser una reliquia arquitectónica, significa un espacio cultural que se sumaría a los existentes", expresó el secretario de Cultura, Ricardo Scollo. Sin embargo, este camino no será del todo sencillo: una vez aprobada la ley, se deberá evaluar cuánto es el dinero necesario.

Y como la idea es conservar sus características arquitectónicas originales, se solicitará la opinión de arquitectos y expertos en patrimonio e historia. En una etapa posterior, será necesario definir qué utilidad final se le dará y para eso habría un tiempo de definiciones.

Ayer, un legislador mencionó que, por ejemplo, se podría hacer un salón para realizar exposiciones de bodegas e integrar así la casona al circuito actual de los caminos del vino.

Un edificio con historia

El deteriorado portón que da a la vereda parece separar a la casa Stoppel del resto del mundo. Es que al otro lado del hierro ahuecado, el silencio impregna cada rincón.

Un amplio jardín que en otro tiempo supo estar adornado de plantas y flores, bordeando la mansión, ahora es sólo un montón de tierra seca. En el frente, bien sobre lo alto y con números tallados en un estilo clásico, todavía se lee la fecha de su construcción: 1912.

Cuentan los especialistas en patrimonio que esta casona perteneció al por entonces cónsul de Perú, Luis Stoppel.

Su construcción llevó dos años y, de acuerdo a los estudios realizadas por un grupo de investigadores liderado por Silvia Cirvini, del Instituto de Ciencias Humanas Sociales y Ambientales (Incihusa) del Conicet, ésta fue una de las primeras residencias suburbanas que se erigieron sobre la calle que llegaba al recientemente creado Parque General San Martín.

Justamente, en el tramo que incluía la antigua calle Unión (actual Emilio Civit) desde la plaza Independencia hasta el parque, las familias de inmigrantes italianos "pudientes" representaban la elite política, social y económica que en ese momento había emplazado allí sus mansiones.

"Fueron los años en que se construyeron las 'villas' a la italiana. Eran casas compactas, sobreelevadas, rodeadas de jardines y con grandes salones de recepción en la planta baja", explicó Liliana Girini, directora de Patrimonio.

La mezcla de estilos en la construcción es otro sello de la época, puesto que se usaba mezclar elementos clásicos, tales como las columnas 'corintias' con otros más ornamentales, con motivos florales o geométricos.

http://www.losandes.com.ar/notas/2010/10/15/nueva-promesa-para-refuncionalizar-casona-stoppel-521153.asp