Desde diversos ámbitos se sumaron voces críticas al proyecto que busca habilitar el voto de los jóvenes a partir de los 16 años que comenzará a tratarse mañana en la comisión de Asuntos Constitucionales del Senado.

No es usual escuchar voces críticas a una iniciativa oficial dentro del propio kirchnerismo, pero esto ocurrió ayer por duplicado.

Raquel Robles, directora nacional para adolescentes infractores a la ley penal, expresó sus resquemores a una "adultización" apresurada de los jóvenes. "Tanto para ejercer derechos como para soportar penas, tenemos que pensarlos como adolescentes. Adultizarlos no está bueno", expresó Robles.

"La juventud es un momento de moratoria para permitirles cierta irresponsabilidad. Está bueno que los adolescentes y jóvenes tengan canales de participación política de no tanta responsabilidad", abundó Robles, hija de militantes desaparecidos durante la dictadura, una de las fundadoras de Hijos y ganadora del premio Clarín de novela en 2008.

A ella se sumó la diputada nacional riojana Griselda Herrera. "No lo comparto (al proyecto) ni siquiera desde la primera fase de discusión", afirmó. "Hay algunos legisladores que quieren ser más papistas que el Papa. Hay que legislar con responsabilidad ante la sociedad", reclamó Herrera, que resultó electa el año pasado en el Frente Popular Riojano que llevó a Carlos Menem como candidato a senador, pero enseguida se integró al bloque del Frente para la Victoria y votó junto a sus compañeros de bloque todas las iniciativas del oficialismo.

La oposición aparece nuevamente dividida y la mayoría de los bloques tiene dificultades para unificar posiciones entre sus legisladores. En el único punto en el que parece coincidir la mayoría de los opositores es en acusar al kirchnerismo de promover la reforma como una mera especulación electoralista destinada a lograr una mayoría el año próximo que le permita ir por la reforma de la Constitución y la re-reelección.

"Doble discurso a full. Poco les importan los derechos de los jóvenes. Es difícil de compatibilizar tanta supuesta preocupación por la juventud, en un país donde el 36,8 por ciento de los jóvenes de entre 13 y 17 años vive en hogares bajo la línea de la pobreza después de 9 años de crecimiento económico elevado", dijo uno de los líderes del FAP, Humberto Tumini, que sin embargo apoya el proyecto porque "lo hemos propuesto en múltiples oportunidades y no por espurias especulaciones electoralistas".

"El proyecto oficialista es lo mismo que cuando mandamos jóvenes de 18 años a la guerra. Es meterlos en un conflicto de adultos", evaluó la diputada Patricia Bullrich (Unión por Todos), que votará en contra de la iniciativa. "Dice el gobierno que estamos dando un derecho a los jóvenes, pero es todo lo contrario. Les estamos imponiendo una obligación: que frente a un conflicto del oficialismo sobre la re-reelección, se involucren".

"Nueve años de gobiernos kirchneristas nos han generado a los argentinos la gravísima consecuencia de cientos de miles de jóvenes que no estudian ni trabajan. La única propuesta del gobierno es 'incluirlos' a través del voto desde los 16 años. Ni educación ni trabajo, sólo seguir fomentando la pobreza y la ignorancia como garantías de clientela electoral", expresó el ex diputado radical Rafael Pascual.

El prestigioso constitucionalista Daniel Sabsay evaluó que la eventual aprobación del proyecto "consagraría una asimetría enorme porque la mayoría de edad para ejercer los derechos privados se alcanza a los 18 años, pero el acto esencial de la vida pública como es el voto, se ejercería desde los 16. Se destruye toda la lógica del sistema jurídico".