La reconversión total del basural a cielo abierto más grande de Mendoza, El Pozo, de Godoy Cruz, fue el caballito de batalla en la campaña de Francisco Pérez y el lugar que primero visitó apenas asumió como gobernador.

Esta semana, el mandatario decretó, con acuerdo interministerial, la “ocupación temporaria” por parte del Ejecutivo provincial de las más de 70 hectáreas que albergan el emblemático pozo de basura del que viven más de 130 familias y los barrios populosos que lo rodean. La idea es convertirlo en un vecindario “hecho y derecho” en un plazo de tres años, según se difundió el miércoles en el Boletín Oficial.

Esto es, más transporte público, capacitación laboral, clubes sociales, actividades culturales, urbanización, viviendas y educación en todos los niveles.

Pero eso no es todo. Entre los puntos más llamativos del decreto está como un eje clave el área de Turismo, cuyo ministro, Javier Espina, tendrá el desafío de convertir el basural en un atractivo para el visitante que arribe a la tierra del sol y del buen vino.

“Queremos recuperar la historia del lugar, cuando ya el basural no exista, pero con la posibilidad de que sus vecinos puedan enorgullecerse de los cambios. La historia por sí sola no vende turísticamente, por eso estamos trabajando con una asociación tradicionalista de la zona, para que se hagan encuentros y a eso sumarle el aspecto gastronómico y cultural”, explicó ayer a El Sol el ministro de Turismo.

Según el funcionario, una vez que estén finalizadas las obras de infraestructura en la zona, se capacitará a los propios vecinos para que sepan “vender” un sitio que aún sigue siendo famoso por el dañino impacto ambiental y la marginalidad social en la que está sumergido. De hecho, desde setiembre, la Provincia viene construyendo un salón de usos múltiples (SUM) para que allí, además de un comedor social, se realicen encuentros y capacitación. “María Teresa Barbera es una de las más interesadas en enseñarles a las mujeres a cocinar diferentes platos. La idea es ofrecer un combo de posibilidades para el turista y, de paso, brindar una salida laboral a la gente del lugar”, agregó Espina.

Mientras tanto, la semana próxima, unos 50 estudiantes de la escuela del barrio Papa podrán conocer Tecnópolis, en Buenos Aires, con la idea de enriquecer la mirada de los más jóvenes, con viajes educativos.

El decreto oficial, en la mira municipal. Consultado por El Sol, el secretario de Gobierno de la Municipalidad Godoy Cruz, Humberto Mingorance, aseguró que el trabajo en conjunto entre Provincia y Municipio (de diferentes colores políticos) “ha sido muy bueno y organizado”.

“La Comuna jamás podría haber hecho un cambio social y ambiental de esta dimensión si no hubiese sido una decisión desde la Provincia”, dejó en claro Mingorance. Sin embargo, el decreto que firmó el martes Francisco Pérez no cayó nada bien en el Municipio. De hecho, ayer mismo, el equipo de abogados municipales está “evaluando si la norma es constitucional y si no viola las leyes vigentes como la del Piedemonte o de Usos de Suelo”, soltó el secretario de Gobierno, a cargo de las tareas en El Pozo.

“El Gobierno decreta que hará un montón de obras pero no hizo ni los estudios. Se compromete con acciones que no se si va a poder cumplirlas. No es nuestra forma de actuar. Hay un decreto sobre obras pero no hay estudios previos que las avalen”, agregó Mingorance.

Tampoco la Comuna tuvo acceso al listado de personas que vivían de la basura y que ya consiguieron un trabajo en áreas gubernamentales. Sobre ese punto, la “mano derecha” del intendente Alfredo Cornejo aseguró: “Se trata de un capital político que toma el Gobierno y en el que nosotros ni nos metemos”.

La Comuna no sabe tampoco qué hará con la basura que actualmente quita con sus camiones de El Pozo. Ayer, incluso, envió una carta al ministro de Ambiente, Marcos Zandomeni, para que este informe sobre el destino de los residuos: “En estos días quedaría tapado (N. de R.: Francisco Pérez quiere cerrarlo a principios de noviembre), y por eso estamos mandando toda la basura al relleno sanitario El Borbollón, mediante un convenio. Pero no sabemos qué hacer con los residuos que llegan a Godoy Cruz. ¿Son nuestros o de la Provincia?”, cuestionó el funcionario de la UCR.

Zandomeni, en diálogo con El Sol, aseguró que los mayores problemas son de terreno, ya que muchos no son apropiados para construir un barrio encima y, por otro lado, las tierras disponibles han sido sobrevaluadas por sus dueños. “El IPV nos permitió legalmente ir por la expropiación. Si vamos a ocupar esas hectáreas, necesitamos construir, hacer obras. Es difícil la intervención del Gobierno sin terreno propio”, señaló el funcionario, quien estará a cargo de activar –aún sin fecha definida– el Plan de Desarrollo Urbano que transformaría totalmente el basural a cielo abierto. En tanto, Zandomeni juró: “Se están haciendo más cosas de las que contamos”.

Los habitantes lanzan críticas y elogios por la gestión

Una de cal y otra de arena. Hace 20 días se construye en la zona aledaña a El Pozo un salón de usos múltiples (SUM) de más de 200 metros cuadrados cubiertos, y los vecinos lo agradecen. Pero, también, hay más de 60 familias trabajando aún en el basural a cielo abierto, con temor al fin de su futuro laboral ante un cierre definitivo y quejándose por la falta de guantes y barbijos, cuando esta fue una de las promesas del gobernador.

En un recorrido por El Pozo de Godoy Cruz y sus barrios aledaños, El Sol se encontró ayer con decenas de camiones municipales que trasladaban basura hacia el relleno sanitario de El Borbollón, en Las Heras (el objetivo es que en ese pozo no queden residuos a cielo abierto) y con hombres recogiendo basura sin guantes ni barbijos.

“Si hay miseria que se note y que no haya vergüenza”, disparó Daniel Fermondoy, uno de los tantos jóvenes que aún sobreviven con su trabajo diario en el basural a cielo abierto y sin haber recibido aún ninguna propuesta oficial para ganarse la vida en otro lado. De hecho, ni siquiera los barbijos y guantes que prometió el gobernador Francisco Pérez llegaron a mano de los cartoneros. “Aún queda la mitad de las familias trabajando día y noche con la basura y sin protección. Desde principios de este año que no traen”, acusaron los vecinos Alberto López y Jesús Torres, y agregaron: “Hasta ahora no vino nadie a ofrecernos capacitación ni trabajo ni nada. No tenemos idea de qué van a hacer con nosotros”.

De hecho, Paco Pérez prometió cerrar el basural definitivamente en noviembre pero sus habitantes temen por su futuro. “Hay incertidumbre, no nos dicen nada. No podemos estar ni un mes sin trabajo. Vivimos al día”, concluyó Fermondoy.