A las escuelas porteñas asiste la tercera generación de niños de familias que viven de subsidios estatales y no comen en su casa, sino en comedores comunitarios; el 35% de los que reciben en la ciudad el Plan Jefes y Jefas de Hogar no terminó su escolarización.

Con estos datos en la mano, los funcionarios del Ministerio de Educación porteño crearon un nuevo programa -Familias a la Escuela-, que busca ayudar a los padres a que terminen su escolarización y contagiar las ventajas del "bien" que es la educación.

Se ofrece a los padres de los alumnos información y ayuda sobre las formas y modalidades en las que pueden retomar sus estudios, talleres sobre cómo ayudar a sus hijos a estudiar y hasta prometen regalar una mesa plegable para que las familias compartan las tareas y el momento de las comidas.

Para ser asesorados, los padres deben enviar un mail (familiasalaescuela@bue.edu.ar) o llamar por teléfono (011-4339-2022). Allí también se les informa sobre ocho talleres que dictarán organizaciones no gubernamentales como FundaLan, El Reparo, Fundación Cardiológica Argentina y la Universidad del Salvador.

"Cuando les proponemos esto a los padres, les decimos que lo hagan por ellos mismos, pero también por sus hijos porque a mayor cantidad de recursos de los padres, sobre todo de la madre, mejores posibilidades de trayectoria educativa tendrán los chicos", dijo la subsecretaria de Equidad de la ciudad, Soledad Acuña.

El tercer componente del programa Familias a la Escuela es, según Acuña, "simbólico": se regalará una mesa y sillas a los adultos que se inscriban para completar su escolaridad y en por lo menos dos de los talleres.

Hasta ahora se inscribieron unos 1500 adultos que conocieron el programa en marzo pasado durante una "volanteada" de folletos en la puerta de los jardines de infantes porteños.

"Queremos llegar a las familias de chicos que tienen entre 3 y 4 años cuyos padres no terminaron la escuela y reciben el subsidio de Jefes y Jefas", dijo Bullrich. Según las estadísticas, son 38.000 adultos; 6500 de ellos no finalizaron sus estudios primarios, y 31.300, el secundario.

"Nos enfocamos en los padres de chicos en el jardín de infantes porque es donde más se necesita que se generen situaciones estimulantes", argumentó Acuña, y contó que están proponiendo convenios con empresas privadas para que promuevan entre sus trabajadores la terminación de los estudios obligatorios.