Cada año en la provincia son diagnosticados 400 casos nuevos de cáncer de piel, de los cuales 55 corresponden a su forma más agresiva, el melanoma, según datos del Registro Provincial de Tumores.

Como sucede en el mundo, el 90% de estos tumores son provocados por la exposición solar de forma reiterada y errónea, es decir, fuera de los horarios convenientes y con protectores cosméticos de baja calidad.

La montaña es un condimento más porque, a mayor altitud, la atmósfera es más delgada y absorbe una menor proporción de radiación UV. Con cada 1.000 metros de incremento de la altitud, la intensidad de la radiación UV aumenta entre 10 y 12%.

Un análisis parcial de datos (sólo once provincias) recolectados por el Registro Nacional de Melanoma Cutáneo, entre el 2002 y el 2010 muestra a Mendoza en el cuarto lugar de mayor incidencia de casos de melanoma luego de Buenos Aires, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Córdoba.

Esto podría estar indicando que aún las campañas de concientización sobre el tema no han hecho mella en la conciencia individual de los mendocinos para asumir el autocuidado al momento de tomar sol, en la pileta, el paseo por la montaña, mientras corre en el parque o la playa en las vacaciones, dicho de otro modo: durante todo el año.

Desde diversas organizaciones civiles, asociaciones científicas y los ministerios de Salud local y nacional han organizado actividades para reiterar el mensaje: el sol entre las 10 y las 16 daña a la piel.

En este sentido, la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (LALCEC), con el apoyo Asociación Argentina de Oncología Clínica (Aaoc) y patrocinada por la farmaceútica Bristol-Myers Squibb, armó la campaña “5 minutos pueden salvarte la vida”, que ya recorrió varias provincias y pasará por Mendoza el jueves y el viernes.

Además de las charlas médicas y la entrega de folletería, LALCEC trae esculturas de hielo para representar el daño producido por la exposición solar, que serán expuestas en la esquina de San Martín y Garibaldi, de Ciudad.

María Donnet, presidenta de la institución sin fines de lucro, dijo: “Las esculturas simbolizan la fragilidad de la piel ante la acción de los rayos solares y al irse derritiendo marcarán que, de la misma forma, cada vez que tomamos sol sin protección estamos produciendo un daño acumulativo en nuestro organismo”.

Explicó también: “La prevención es clave: cinco minutos es el tiempo que lleva ponerse protector solar o ponérselo a los chicos, informarse, aconsejar, revisar si los lunares cambian de forma o consultar a un dermatólogo. Es poco tiempo, comparado con lo que se perdería si se demora el diagnóstico de un cáncer de piel”.

Más casos y más diagnóstico

Martín Moreno, dermatólogo y asesor de LALCEC, explicó que el número de casos aumenta año tras año porque “el cáncer de piel se conoce más y por eso se diagnostica más que antes, pero también incide en el aumento del número de casos el hábito de tomar sol de las personas porque culturalmente el bronceado esta bien visto”.

Según este especialista, “para ponerse al sol, el protector solar debe tener filtros UVB y UVA, porque de lo contrario, no es útil. La gente utiliza protección 15, pero es mejor colocarse de 30 para arriba y mucho más si la piel es muy sensible por ser muy blanca, también en pelirrojos o los que tienen pecas que no se broncean sino que se ponen coloradas. Más de 50 si es un niño, pero los menores de 1 año no deberían ser expuestos nunca al sol”.

Además, recomendó ponerse el protector 30 minutos antes de la exposición y luego renovar la aplicación cada dos horas, no sólo en el verano sino durante todo el año.

En cuanto al bronceado, Moreno aclaró: “No es una conducta saludable ni segura: la piel se broncea gracias a una reacción defensiva ante los rayos ultravioletas del sol, que dañan el ADN celular, aceleran el envejecimiento y pueden producir cáncer de piel”.