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Por primera vez en el país, dos presos locales cambiaron de género

El Sol - Miércoles 26 de setiembre de 2012

Ahora se llaman legalmente Pamela Janett y Diana Karol. Una está procesada por homicidio y otra cumple una condena por robo. Sus planes.

Poca pintura, unos jeans gastados, una con campera de gimnasia y otra con polera blanca; ambas con muchos anillos y estrenando un par de aros de fantasía, obsequio "para la ocasión" de la oficial pública del Registro Civil Antonia Pinelli. Así, dos internos de la penitenciaría provincial (Carlos Gallos Melendres y Alberto Acuña Talquenca) cambiaban ayer su identidad de género ante una oficial del Registro Civil, y se convertían en las dos primeras personas del país en lograr un documento de mujer en contexto de encierro: Pamela y Diana. El cambio de identidad de género es posible gracias a la Ley Nacional 26.743 de Identidad de Género, promulgada en mayo. De hecho, también gracias a la nueva normativa, Sandra, Griselda y Laura fueron las primeras personas –en libertad– en cambiar de género este año. En el caso de Pamela y Diana, están privadas de la libertad desde hace varios meses.

Ambas conviven con 12 internos en el Pabellón 14, especialmente dispuesto para albergar a "personas que tienen derecho a la diversidad y a vivir tranquilas por su elección", según destacó el director del Servicio Penitenciario, Sebastián Sarmiento, para explicar que en ese reducto separado del resto están los homosexuales y, hasta ayer, hombres travestidos. "Mi nombre es Pamela Janett, Janett con doble T, por favor", aclaró la primera reclusa, de 31 años, antes de firmar con su nueva identidad. Pamela entró a la cárcel por robo. Es la segunda vez que está entre rejas por ese motivo. En esta ocasión está desde hace dos años y le queda una pena de casi 6 para salir en libertad. Ella se enteró por televisión que a partir de mayo podía cambiarse el nombre y, con ello, legalizar la identidad que ya había elegido desde los 16 años. "Estoy chocha. Me puse recontenta cuando me enteré de que podía hacer el cambio. Yo me visto como mujer hace mucho tiempo y tuve apoyo moral de la mayoría de mi familia. Me faltaba el apoyo de las leyes para trabajar y estudiar sin problema", contó Pamela Janett. De amor, poco y nada. Pamela confiesa: "Salgo con un hombre muy mayor y no sé si quiero casarme por ahora, porque tengo que llevarlo al médico y esas cosas. Le puede dar un bobazo. No sé, hay planes de casamiento pero por ahora se podría decir que somos amigovios".

DIANA, VIEJA PIONERA. Diana Karol tiene 52 años. Dice que se siente mujer desde muy chica pero comenzó a vestirse como tal hace 25 años. Es la tercera vez que está presa. En esta oportunidad fue acusada por homicidio agravado, aunque aún espera que se dicte la sentencia. No es la primera vez que esta mujer es pionera ante la ley. Hace dos años protagonizó el primer caso de matrimonio gay en contexto de encierro (ver aparte). Aunque su libertad peligra por varios años, según admiten las autoridades penitenciarias, Diana dice sentirse feliz porque ya cumplió los dos sueños más importantes: legalizar su femineidad y casarse con el hombre de su vida. Diana asegura que en la cárcel, ella y su compañera se sienten cómodas. "Ya nos conocen todos. Volvemos a cada rato", dice, risueña, Diana, admiradora de la travesti fallecida Cris Miró. "Ya somos como dinosaurios viejos en este lugar", suelta, divertida, Pamela.

UN FUTURO MEJOR. Las chicas dicen que este paso es "importante" para seguir soñando con un futuro fuera de la marginalidad y el delito. A partir de ayer, ambas tienen viejas deudas pendientes que cumplir. La joven Pamela quiere estudiar Ciencias Políticas, sobre todo ahora, que ya terminó de rendir las materias del secundario. Diana quiere seguir estudiando Sociología. Mientras, ambas ya se promocionan para conseguir algunas changas hasta que obtengan el título y, "por si aparece un oferente", aclara Diana: "Yo sé fotografía y sé computación. Sé bajar las fotos del celular a la computadora. Hago de todo", se jacta Diana. Pamela, por su parte, asegura que ya tiene un futuro asegurado: apenas salga del encierro irá al Hospital Central a limpiar o a ayudar en la cocina. "Ahí tuve trabajo antes de entrar, así que no creo que me falte empleo", dice. Después de la firma en el Registro Civil móvil, todos los presentes aplauden. Ellas se dan dos besos, uno en cada mejilla; posan para las fotos y vuelven al pabellón para celebrar su libertad, aunque sea intramuros.

Diana y Jorge, el primer matrimonio gay

Diana Karol fue protagonista del primer matrimonio gay en Mendoza en contexto de encierro. Se casó en agosto del 2010 con Jorge Osvaldo, detenido desde hace 13 años. En ese momento, Diana purgaba una condena de 9 años. Ambos contrajeron enlace a través del servicio del Registro Civil Móvil en Almafuerte. Los novios se conocieron a fines de la década del 90 y comenzaron su relación en el Penal de Boulogne Sur Mer de la capital mendocina, donde estaban detenidos. Diana desde 1997 purgó una pena por el asesinato de su pareja de entonces y recuperó su libertad en el 2007, en tanto, a Osvaldo aún le restan dos años para cumplir una condena de 15 por robo agravado.

Las testigos fueron la madre de un interno que compartía celda con Osvaldo en el penal de Boulogne Sur Mer, de nombre María, y Ángela, cuñada de Osvaldo. Si bien la celebración fue sencilla, la novia llevó torta y pizzas, mientras en el penal pusieron a disposición de los flamantes cónyuges una habitación para que pasaran las primeras horas de su matrimonio. En declaraciones periodísticas, el director de la cárcel, Sebastián Sarmiento, había manifestado en ese momento: "El amor que se tienen y el inquebrantable compañerismo los ha convertido en una pareja ejemplar dentro del complejo".

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