Los Andes - Martes 16 de octubre de 2012
Este año, la fiesta de las letras conecta su núcleo literario al teatro, el cine y la música. Espectáculos con entrada gratuita.
Pre y post textos, interesantes notas al pie o llamados de atención garabateados a mano: de uno y otro modo, este año, la música, el cine y, principalmente, el teatro, se conectan al texto madre de la Feria del Libro para estimular la sensibilidad de espectadores curiosos.
En este entramado de articulaciones expresivas, los destacan los apuntes escénicos pues es la primera vez que coexisten tal variedad y cantidad de montajes en un cronograma fundado en las letras. Decimos: una veintena de obras, entre reposiciones, producciones en cartel y dos estrenos (la opereta rock “El cazador furtivo” y “El morocha”, texto de Pablo Arabena premiado en el Certamen Vendimia).
Sí: tanto teatro en la Feria es un hito. Acaso, tal abundancia se deba a las bondades estructurales del Centro Cultural Le Parc, cuyas cinco salas -cuatro a la italiana y una circular- vienen a saldar la carencia de espacios que significó el cierre de las salas provinciales (Lucero, Politti y Teatrino) y otras tantas independientes.
Bienvenida sea, entonces, la necesidad urgente de habitar estos nuevos escenarios. Ocuparlos con artes escénicas, música o cine. Porque, como dijimos, el programa de la Feria también se enlaza al lenguaje musical y cinematográfico.
En sus parlantes, la FIL enchufa rock, canción, folclore, instrumental, jazz, electrónica y la percusión de La Bomba del Tiempo como intertextualidad porteña.
En sus pantallas, producciones audiovisuales de origen (los micrometrajes “Palabra de artista), clásicos y estrenos argentinos. Entre estos últimos, el documental “El continente de los leones calvos”, de Jorge Coscia; y la cinta de animación “Eva de la Argentina”, de María Seoane.
Desgranamos el programa.
Teatro para todos
La oferta teatral es amplia; hay de todo y para todos en este mega ‘texto’ escrito por distintos elencos independientes con trazos de comedia, thriller, drama, grotesco, teatro de sombras, commedia dell’arte, café concert y narración escénica.
Dos lujitos orientados al público infantil: “Javiera. Historias que se despliegan” (el bello y multipremiado unipersonal de Valeria Rivas; también para adultos) y “Me saco el sombrero por vos” (café concert para niños, con Adrián Sorrentino y Andrea Simón).
Si de fórmulas humorísticas eficaces hablamos, encontramos un par sustentadas en textos simples y buenas actuaciones: “Venía por el casting” (los casting vendimiales y a la burocracia, según la experimentada mirada de Ernesto Suárez y Daniel Qurioga); y “Rotos de amor” (cinco perdedores encantadores que intentan superar sus crisis sentimentales, interpretados por Víctor Arrojo, Aníbal Villa, Marcelo Lacerna y Daniel Posada).
Del clan Comotti, veremos “Patria fría”, un grotesco ambulante escrito por Andrés Binetti y Mariano Saba, en el que Diana Moyano se luce como una gorda de circo (este trabajo le valió el premio a Mejor actriz de reparto en el Festival de Estrenos) y “Encadenados”, texto de Alejandro Manzano premiado en el Certamen Vendimia.
A ésta pieza se suman las coproducciones que el teatro Independencia realizó con los otros textos dramáticos ganadores del Certamen Vendimia: “Pet shop”, de Manuel García Migani; “Conchudo, el paraguas y el bastón”, de Belén Cherubini, y “Bella tarde”, de Pablo Longo (primera mención).
Con el sello Cajamarca regreso “Ella”, un thriller intenso en el que Arrojo y Guillermo Troncoso se miden por la mujer que aman. Éste último también despliega su experiencia interpretativa en “El elixir del amor” (unipersonal basado en la ópera buffa homónima).
En la lista de obras inspiradas en clásicos de la literatura universal se enfilan las shakespeareanas “Hamlet, la caja negra”, una puesta de teatro experimental escrita y dirigida por Daniel Fermani; “Otelo”, el último personal de Quiroga, con dirección de Suárez. Del imaginario de este actor y director también surgió el infantil “Don Quijote... o todo lo que imaginamos es cierto”, una versión libre de la novela de Cervantes.
Melodías desencadenadas
Interesante rockola, la de esta edición de la FIL: pues va desde el rock, a la canción y de allí al folk; sin obviar el jazz y la electrónica.
En la esfera cancionística, las partituras son contemporáneas pues obsequian líricas y melodías Leandro Lacerna (trazo a trazo con el ilustrador Juampa Camarda), Agustina Bécares, Mariana Paräway y Juan Lucangioli.
Al ímpetu rocker le ponen garra Monos de Laboratorio y Tiberium; mientras Juan Andrés Fontana y el proyecto Ekhtronic imprimen el tono electrónico.
Para quienes gustan de la atmósfera instrumental, agenden las fechas de Zum, trío de guitarras acústicas argentino-japonés (continúan su estadía en Mendoza) y la alineación Abdala Trío Jazz (esta vez en compañía del bailarín de tango Héctor Moreno).
En sintonía con el canto popular Gustavo Maturano, Patricia Giner y Sandra Amaya proyectan sus particulares voces y formas de entender el folclore.
Por último, el debut: La Bomba de Tiempo. El colectivo de percusión desata la catarsis colectiva con su combo de ritmos ancestrales.
Ahora bien, de música también están compuestas varias de las performances poético-musicales que aterrizan en la grilla de la Feria. Entre otros, “Los invisibles”, “Los sonidos” y “Los Niños Guerreros: Hombre Cualitativo”, el proyecto del escritor Leandro Hidalgo y el pianista Mario Galván;
Toma 1
En materia cinematográfica, la FIL pone en primer plano producciones mendocinas y del cine argentino. En el primer grupo se encuentran los micrometrajes “Palabra de artista”, cuyos protagonistas son artistas plásticos locales Luis Quesada, Egar Murillo, Daniel Bernal y Adrián Mazzieri, entre otros. Además de Helmut Ditsch, quien hace unos meses expuso una serie de obras de gran formato en el ECA.
Hay, además, material documentado de dos escritores mendocinos: “Fernando Lorenzo, extranjero en su tierra” (una investigación de Ulises Naranjo), “Antonio Di Benedetto. Entrevista” y “Páginas esenciales” (un abordaje de Cecilia Agüero).
Dentro de la selección de cintas nacionales que guardan relación directa con la literatura se cuentan “Aballay”, adaptación del cuento de Antonio Di Benedetto (frustrada promesa para el Oscar 2012); “El amor y el espanto”, una mirada sobre Borges a cargo del peronista Juan Carlos De Sanzo; y “La tregua”, película de Sergio Renán inspirada en la novela de Mario Benedetti (que obtuvo una nominación al Oscar en 1974).
También “Marechal, o la batalla de los ángeles” y “Cuestión de principios”, con guión de Fontanarrosa y dirección de Rodrigo Grande (en un trabajo que reunió a Norma Aleandro, Federico Luppi y Pablo Echarri).
Pero la grilla, también, tiene un marcado tinte político. Así lo permite pensar la convivencia de los filmes “Eva de la Argentina”, de María Seoane; “Perón, sinfonía del sentimiento”, de Favio; el estreno de “El continente de los leones calvos”, del documentalista Jorge Coscia, sobre el escritor y político Jorge Abelardo Ramos.
En medio de ambas quedan flotando, dos cintas que pasaron por el Bafici Buenos Aires: “Querida voy a comprar cigarrillos y vuelvo”, de los cineastas Mariano Cohn y Gastón Duprat; y “Sinfin (la muerte no es ninguna solución)”, de Christian Pauls.
Viñeta a parte, se proyectan “Caloi en su tinta (Vol 1, 2, 3 y 4)” y el documental “The mind scape”, acerca del genio de la historieta Alan Moore.
Por si faltaba el dato: la entrada es gratuita.
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