En la Dirección General de Escuelas sacan punta a los lápices para el diagnóstico del ciclo lectivo que pasó.

No hay números específicos que indiquen el riesgo escolar, es decir aquellos que dan cuentas de los fracasos o las problemáticas que los estudiantes de Nivel Medio tuvieron. Al menos eso es lo que primero transmitieron desde el Gobierno.

Pero cuando se les pidió a las autoridades que definieran qué es lo que más les preocupaba de este año, hablaron de la deserción escolar. “Lo peor que nos puede pasar como sociedad es que el pibe se vaya a la calle, a la nada, que sea un ‘ni-ni’”, dijo la subsecretaria de Educación, Mónica Soto, sobre una realidad que los obliga a pensar nuevas estrategias de cara al 2013.

La funcionaria de la DGE quiso graficar la situación y aportó algunos datos sobre el primer y segundo trimestres de 2012. Si se lee la información alcanzada y se compara con los indicadores del 2011, la cantidad de chicos sin pase, es decir que no asisten más al establecimiento y tampoco tramitaron su traslado a otra escuela, sigue siendo en algunas escuelas, preocupante. Las dos supervisiones del Sur, por ejemplo, tuvieron en los dos primeros trimestres índices cercanos al 5% (del total de la matrícula), mientras en Las Heras y Maipú son poco mayores al 3%. En las supervisiones del Este los chicos sin pase son el 3% y 4% y en las de Capital, Guaymallén y Godoy Cruz algunos puntos superiores al 2%.

Además de reforzar medidas ya aplicadas en el arranque de la gestión –como el apoyo escolar del programa Mejor en mi Escuela-, y de pensar en modificar el sistema de amonestaciones porque consideran que ya no tiene efecto disciplinario, y también el régimen de asistencia, Soto explicó que avanzarán en nuevos formatos escolares “más flexibles pero no más fáciles”, para evitar el abandono.

“Hay una secundaria que es para todos, que genera un desafío nuevo que es pensar en formatos alternativos para atender a una población más heterogénea”, explicó.

¿Cuál es la idea? La funcionaria aseguró que en el presupuesto presentado para 2013 (la pauta a discutirse es de $5.660.243.000) está prevista la creación de 7 nuevas escuelas secundarias para Gran Mendoza, el Este y el Sur con orientación laboral. “Hoy la secundaria tiene una gran carga horaria y una currícula propedéutica, que prepara para continuar estudios, pero necesita actualizarse. Hay dos vectores de inclusión social: la educación y el trabajo”, fundó sobre la idea Mónica Soto y luego opinó que “hay chicos cuya expectativa es tener 18 años y salir a buscar un trabajo para mejorar su calidad de vida”.

Entonces, para “retener” a los estudiantes de la secundaria, es que la DGE planea modelos similares al cordobés “De 14 a 17” o las escuelas de reingreso de Buenos Aires, con materias elementales pero también clases prácticas de oficios. Son medidas similares a las planteadas para revertir esta realidad por otras gestiones de gobierno mendocino.
“No hemos definido el formato. Habrá escuelas con formación secundaria y laboral y otras comunes con trayectos especiales para quienes quieran capacitarse”, señaló
Sobre cómo se llevará a la práctica esto que por ahora es sólo una pretensión y cuál es el costo de cada establecimiento, la funcionaria habló de que un edificio nuevo ronda los $8 a $10 millones, pero rápidamente aclaró que “quizás el próximo año planteemos otras estrategias, como alquilar edificios”.

“Queremos escuelas útiles”

Una escuela secundaria “atractiva desde lo útil” es lo que planteó Soto sobre la solución que piensan para saldar una deuda histórica y social que en el Nivel Medio es el máximo indicador de riesgo. “No queremos retener a los chicos a cualquier costo sino, por ejemplo, generar mecanismos alternativos para solucionar sus dificultades, como las clases de apoyo, que en 2013 serán reforzadas para que las escuelas de mayor población tengan una mayor carga horaria, es decir que sea proporcional”.