En el marco del seminario realizado ayer en el Senado, tres de los expertos en educación expusieron sobre indicadores que sería de gran utilidad atender para evaluar la evolución de la educación en el país en el mediano y largo plazo.

La idea del grupo de legisladores que convocaron al encuentro es seleccionar algunos de esos parámetros y hacerles un seguimiento sostenido. “El objetivo que se persigue es que cada seis meses se revisen las cifras, se las analice en profundidad y se las difunda”, le explicó a Clarín Gustavo Iaies, del Centro de Estudios en Políticas Públicas, que participó como moderador de uno de los paneles.

Silvia Montoya, de la Dirección General de Evaluación de la Calidad Educativa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, expuso sobre la pertinencia de un indicador que sirva para “dar una alerta temprana sobre alumnos que están en riesgo de salir del sistema educativo”.

La idea se sostiene en el hecho de que “los alumnos en riesgo suelen dar señales académicas de advertencia años antes de abandonar la escuela”. Por eso, un índice de alerta temprana debería recoger datos sobre los antecedentes educativos del alumno, su progreso (según los docentes), su asistencia a clases, más aspectos socioeconómicos y culturales. Esto para realizar intervenciones en alumnos que sin ellas tendrían altas chances de abandonar la escuela.

Elena Duro, especialista de educación de Unicef, destacó que en la Argentina existe una “débil cultura política e institucional del uso inteligente de información”. Y destacó que no aprovechar la información disponible tiene costo.

A la vez, la experta puso el foco en que, a través de recursos tecnológicos existentes, debe apuntarse a gestionar información estratégica en tiempo real. No es aceptable, en su visión, que los datos lleguen a las partes interesadas con años de retraso, como ocurre ahora. Es decir, el diagnóstico llega cuando el enfermo ya está muy grave.

Por su parte, Carlos Torrendel, especialista de la Universidad Católica Argentina, opinó que “si bien es importante la evaluación de diferentes aspectos del sistema educativo, no debe exagerarse el énfasis en este aspecto. No debe llegarse a pensar que las evaluaciones de por sí solucionan problemas”, dijo. Y afirmó que los sistemas educativos que obtienen buenos lugares en los rankings no buscan esas posiciones, sino que persiguen brindar buena educación. Una ubicación destacada en listas comparativas es un efecto secundario. “Lo importante es el proceso y mejorar cómo enseñar”, dijo Torrendel.