Ls compuertas del dique Valle de Uco, sobre el río Tunuyán, estaban en mal estado. Algunas llevaban unas cuatro décadas sin ser reparadas. Esta falta de mantenimiento no implicaba riesgos para la seguridad de la represa, pero sí despertaba reclamos entre los regantes de la región central de la provincia. Sucede que se perdía hasta el 25 por ciento del agua acumulada, en ciertas épocas. 

Como respuesta a esta queja  -que se acentuó con estos cinco años de crisis hídrica-, desde hace dos meses las compuertas están siendo objeto de una importante 'lavada de cara'. Estas moles metálicas, que pesan más de diez toneladas cada una, fueron trasladadas hasta talleres especiales y reparadas en busca de evitar tanto derroche. 

Este dique es el más grande del Valle de Uco. Se encuentra a unos 7 kilómetros de La Consulta, camino a Campo los Andes. Es el encargado de retener el agua que ocuparán para riego los productores valletanos (unas 18 mil hectáreas) y dejar pasar la que llegará al Carrizal, para ser distribuida en unas 82 mil hectáreas del Este provincial, en el Tunuyán Inferior. 

De allí, que fuera significativa y de gran impacto la pérdida que tenía esta represa, la cual llegaba al 25 por ciento en algunos momentos. Con el paso de los años, se fueron deteriorando los sectores de los bordes y de unión de las placas. 

 "Esta situación nos impedía ser eficientes en el uso del recurso. En el último tiempo, habíamos incorporado bolsas de arena y junco para retener el agua", explicó Marcelo Alonso, subdelegado del río Tunuyán Superior.

La obra de reparación -que significó una inversión para Irrigación cercana a los 2,3 millones de pesos- requirió de tanta precisión como fuerza y logística. La tarea se centró en la zona de los umbrales (parte inferior) de las compuertas, que eran las que estaban en peor estado. 

"Se repararon las estructuras, los ejes, los rodamientos y se las cubrió con capas de una pintura especial para resistir el golpe de las piedras", apuntó Alonso. 

Actualmente, los obreros trabajan en el lugar colocando los burletes de goma, arreglando los motores y tableros eléctricos, que son fundamentales para que el sistema de compuertas funcione.

Quizá lo más complejo fue el traslado y manipulación de estas estructuras gigantes, que tienen un  peso que va de 10 a 22 toneladas. Para ello se trabajó con la división de las puertas en sus distintos sectores y se trasladaron con una grúa especial, preparada para transportar hasta 35 toneladas. 

Este dique, el único de la región dispuesto sobre un río, fue inaugurado el 29 de abril de 1942. Su funcionamiento se sostiene en ocho compuertas móviles (de 7,5 metros de ancho por 4,65 de altura) y cuatro compuertas fijas (de 4,5 m de ancho por 4,5 de alto), que funcionan como desripiadoras. 

El agua que se acumula en este reservorio es distribuida por Irrigación en las fincas que se encuentran a ambas márgenes del río Tunuyán. De allí sale el líquido con el que se riega una gran porción de la superficie cultivada del Valle de Uco, sobre todo en San Carlos y Tunuyán. 

 "Ahora, aseguraremos en este punto del río la retención y distribución del ciento por ciento del agua que baja de la montaña", aseguró Alonso, quien agregó que esta tarea en pos de una mayor eficiencia se suma a una serie de trabajos de revestimiento de canales que están llevando a cabo. 

El subdelegado del Tunuyán Superior adelantó que, para el año que viene, Irrigación planea automatizar el funcionamiento de este dique valletano. De esta manera, como ya ocurre en algunas represas del sur provincial, el movimiento de las compuertas será manejado por un operario a través de computadoras y una alarma de control de crecidas.