Entre un par de globos, paquetes de papas fritas, galletas, jugo y un improvisado inflable a la vera de las vías de Rodeo de la Cruz, en Guaymallén, Carla (6) jugaba con sus invitados, al aire libre, como podía, mientras pasaba el tren. Mientras, en un centro comercial del Gran Mendoza, Matías festejaba sus siete años entre videojuegos, disfraces, pelotero, hamburguesas, gaseosas y lleno de regalos de todas las marcas.

En un cumpleaños hay un gran motivo para festejar y una buena torta, para compartir entre todos los presentes. Pero, en una provincia como Mendoza, aún faltan razones para celebrar, porque la gran parte de la torta sigue siendo para unos pocos, a pesar de que hubo señales positivas.

Así las cosas, en la tierra del sol y del buen vino, la distribución de los ingresos había repuntado sostenidamente pero volvió a retroceder en el último año. Y para ver esto, basta con ir a los números. En un análisis hecho por El Sol sobre los datos de las sucesivas Encuestas Permanentes de Hogares (EPH), desde el 2003 hasta la actualidad –la “década ganada”, según el kirchnerismo–, el ingreso per cápita de los mendocinos más pobres, aunque mejoró progresivamente, sigue estando muy lejos del que perciben los comprovincianos más ricos. Pero, lo que es peor aún, el año pasado, con relación al 2012, la brecha comenzó a ensancharse, otra vez, y creció 3 puntos.

Así, en el análisis de los datos que elabora la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE) se puede observar que, en el segundo semestre del 2013, el decil (10%) más rico tuvo un ingreso individual promedio de 14.360 pesos, mientras que el decil más pobre obtuvo 713 pesos en promedio por persona, lo que representa una diferencia de 20 veces entre ambos extremos de la cadena.  Por su parte, en el mismo período del 2012, el ingreso promedio de la porción más rica fue de 9.592 pesos contra 566 pesos del decil más pobre, lo que representó una diferencia de 17 veces. De esta manera, en un año, la brecha creció 3 puntos, lo que evidencia un retroceso sobre lo que venía sucediendo en los primeros años de la década. Por ejemplo, en el segundo semestre del 2003, las diferencias eran de 29 veces, ya que el decil más rico llegó a tener un ingreso promedio individual de 1.657 contra 58 pesos de ingresos en la porción más pobre o de 24 veces en el 2008, cuando el decil más rico tuvo un ingreso de 4.447 pesos contra los 188 pesos promedio del 10% más pobre.

INTERPRETACIÓN. “La puja con los fondos buitres nos da la pauta de lo que pasa, de la concentración de la riqueza a nivel mundial. Estamos ante el efecto de la copa de champán, donde la base del cristal son los pobres que han mejorado su nivel, porque ya la indigencia es leve, pero en la parte superior están los ricos, que son cada vez más ricos, mientras que en el delgado tubo del medio está la clase media”, expresó a El Sol Roberto Roitman, economista y titular del Instituto del Trabajo y la Producción (ITP) de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo).

De esta manera, dependiendo de desde qué lugar y cómo se mire la  “década ganada”, la realidad es que,en los últimos 10 años, la brecha distributiva entre los que menos tienen y los que más acumulan no deja de ser significativa aunque se haya reducido en este período gobernado por Néstor Kirchner y Cristina Fernández, quienes pusieron en marcha medidas socioeconómicas determinantes que permitieron comenzar a revertir la situación.

“A pesar de achicarse la brecha en la década, sigue manteniendo en los extremos una diferencial muy grande, resultado de la mayor concentración en grupos sociales minoritarios y una gran población todavía muy alejada de los estándares de una sociedad con mayor justicia social”, expresó Alberto Gago, máster en Economía Regional y doctor en Ciencias Políticas y Sociales, quien igualmente destacó la inclusión del sector más pobre y débil de la sociedad a través de políticas de ingreso vía aumento del Salario Mínimo Vital y Móvil, negociaciones paritarias anuales, “que se han manifestado en el crecimiento del empleo, la Asignación Universal por Hijo y el fuerte aumento en la cobertura previsional, acciones que han promovido la incorporación de  más gente a la producción y al ingreso, conjugado con mejores salarios”, acotó el profesional.

El Gini sigue siendo igual

La distribución individual del ingreso, que explica la forma del reparto entre los diferentes estratos, no es la única manera de estudiar y dimensionar la situación socioeconómica. Se puede tomar otro dato estadístico como es Coeficiente de Gini, que mide el grado de desigualdad en la sociedad, en un rango de 0 a 1, donde 0 es lo más igualitario y 1 lo más desigual. En la última década se puede observar que hubo una leve mejoría, pero que actualmente se está volviendo a los valores iniciales. Así, en el arranque de la década, el Coeficiente de Gini alcanzaba el valor 0,50, en el 2003 llegó a 0,45, en el 2011 se ubicó en 0,38 pero en el segundo semestre del 2013 subió a 0,40.

La torta, aún desigual

En la “década ganada” a pesar de que hubo una reducción de la brecha de ingresos entre el decil más rico y el más pobre, que pasó de 28 veces en el 2003 a 17 veces en el 2012, retrocediendo a 20 veces en el 2013, la participación de los estratos en la torta no tuvo grandes variaciones en todo el período. Así, por ejemplo, en el segundo semestre del 2003, los mendocinos más ricos, con sus ingresos, tenían una incidencia de 33% sobre el total, mientras que, en el segundo semestre del 2013, la cifra no cambió significativamente: el decil más adinerado se “come” 30% de la torta. Por su parte, el 10% más pobre tenía en el 2003 una participación de 1,2% sobre el total mientras que el año pasado sólo se ubicó en 1,5% del total.