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Siete de cada diez mendocinas han sufrido discriminación

Los Andes - Lunes 26 de mayo de 2014

De acuerdo con los datos del Mapa de la Discriminación en Mendoza, elaborado en conjunto por el Inadi y la UNCuyo, los motivos van desde el aspecto físico, la realidad socioeconómica, la orientación sexual o el solo hecho de ser mujer.

 

En una sociedad en la que existe un estereotipo de mujer flaca, linda y joven, por lo menos 7 de cada 10 mendocinas han tenido algún tipo de experiencia relacionada con la discriminación.

Esta situación se da principalmente por cuestiones estéticas pero también por la realidad socieconómica, la nacionalidad, la orientación sexual o por el sólo hecho de ser mujer.

Estos datos surgen del Mapa de la Discriminación en Mendoza, elaborado en conjunto por el Inadi y la UNCuyo con el objetivo de obtener información estadística que permita conocer el fenómeno de esta problemática en sus diferentes expresiones.

En este estudio probabilístico, para el que se entrevistó a 800 personas de entre 18 y 74 años, las mujeres consultadas contaron haber sufrido en un 74% momentos discriminatorios, además mostraron mayor sensibilidad sobre el tema en relación a los hombres.

Concretamente, un 41% dijo haber sufrido discriminación y el 61% haberla presenciado. Así, como el trabajo realizado por la mencionadas entidades tomó muestras en todo el país, se pudo saber que las mendocinas tuvieron mayor experiencia discriminatoria que la media nacional, establecida en un 65%.

La principal causa por la cual la población femenina experimentó este flagelo fue por el aspecto físico (24%), obesidad o sobrepeso (22%), nivel socioeconómico (21%), ser migrante (21%), color de piel (17%), discapacidad (11%), ser mujer (7%).

"Desde Inadi trabajamos permanentemente el tema género porque es uno de los ejes que atraviesa cualquier otra situación de discriminación, por ejemplo una mujer migrante sufre más la segregación que un varón", explicó Valeria Martínez, titular del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi).

Según su propia evaluación, el estudio no llega a dimensionar la totalidad de la problemática de género.
 
"Si bien surge con mucha fuerza en Mendoza asociada al aspecto físico y obesidad, las discriminación hacia la mujer no alcanza en el estudio la relevancia con la que se manifiesta en la realidad. Esto nos da una pauta que la discriminación por género está muy naturalizada", remarcó a la vez que aclaró la necesidad de profundizar la mirada en la temática. Con respecto a la intervención del instituto, señaló que frecuentemente reciben consultas sobre casos de discriminación pero que sólo un pequeño porcentaje termina en denuncias concretas.

Mandato social

Silvina Anfuso, reconocida luchadora por los derechos de la mujer y titular de División Mujer de la Municipalidad de Godoy Cruz, no se mostró sorprendida con estos datos ya que tiene que lidiar diariamente con preceptos profundamente arraigados en la sociedad.

"El mandato social que tenemos es que hay una sola manera de ser mujer. No se contempla la pluralidad corporal. Al varón sí se le permite ser de distintas maneras (físicamente hablando). A nosotras se nos mira con una misma lupa y bajo un mismo modelo lo que inevitablemente conlleva a una discriminación por género", expuso e hizo a alusión a la exigencia que pesa sobre el aspecto físico.

"Inevitablemente genera que las mujeres nos sintamos disconformes con nuestros propios cuerpos", remarcó. Para ella, este concepto está asociado a la idea del capitalismo de la mujer como mercancía.
 
"Nos cosifican y creemos que nunca seremos parte del modelo socialmente aceptado. Para transformar esto hay que trabajar desde lo cultural pero también desde lo político", aseveró.

Leandro Ferrón, parte del colectivo de Varones Antipatriarcales Mendoza, coincidió con esta postura.

"Hay algo claro en nuestra sociedad actual y es que, a pesar de los muchos avances, siguen existiendo desigualdades que son estructurales. No sólo hay discriminación hacia la mujer sino también a ciertos aspectos que no cumplen, en un hombre, con una masculinidad ideal", indicó refiriéndose a la lógica patriarcal que sigue primando.

A Ana Laura (27) le duele reconocerlo pero asegura que se ha sentido discriminada varias veces a lo largo de su vida. Si bien recuerda que todo comenzó en la primaria cuando sus compañeros la llamaban "gorda", a medida que fue creciendo la situación se volvió más difícil.

"He pasado de todo, desde que me dejaran esperando en la puerta de un boliche mientras le daban prioridad a otras chicas más flacas hasta con los chicos con los que he salido, que aunque no me han dicho nada en la cara, después me he enterado que por mi sobrepeso no quisieron volverme a ver", contó.

Lejos de desanimarse ella sigue adelante con alegría: "Cultivo mucho mi interior y he aprendido a no preocuparme por el que dirán. Yo vivo mi vida sin molestar a nadie", manifestó la joven mujer.

Diferencia laboral

Entre los ámbitos en los que las mujeres se sintieron discriminadas en el estudio aparece como primer lugar el educativo (28%), segundo la sociedad en general (25%) y en tercero el ámbito laboral (24%) donde según las especialistas están más arraigadas las diferencias de género.

Romina (35) vivió la discriminación laboral en carne propia, ya que la echaron de su trabajo a los días de haberle informado a la empresa que estaba embarazada.

"Me pedí licencia sin goce para irme de viaje, pero como me enteré que estaba embarazada fui a notificar a mis jefes", comenzó a relatar la joven. En un primer momento desde la firma le ofrecieron el retiro voluntario pero como no accedió le enviaron un telegrama de despido. "No me lo vi venir para nada y cuando me llegó la carta lo sentí como una violencia terrible", recordó quien se sintió sumamente vulnerable.

Actualmente sigue esperando la llegada de su hijo mientras hace algunas "changas". "Nadie le da laburo a una embarazada así que sé que tengo que esperar a que nazca para empezar a buscar de nuevo", reconoció.
 
Pero Romina sabe que no es la primera ni la última que sufre este tipo de discriminación: "Lo que me pasa a mí, le pasa a un montón de mujeres que se topan con ese tipo de jefes y empresas que no acompañan a la mujer", comentó a la vez que planteó la necesidad de que las organizaciones tengan la obligación de explicarles a sus empleadas cuál es la correcta forma de notificar cuando están embarazadas.

Para Anfuso mientras no exista equidad de género en el ámbito doméstico se comprende o se naturaliza que siga siendo trasladable al ámbito público.
 
"Se parte de la idea de que la exclusividad del cuidado de la familia (hijos, padres) es de la mujer. Entonces, si la pareja de un varón se embaraza, nada indica que eso vaya a afectar en la vida laboral de ese varón. Es una idea discriminatoria porque no es real y naturaliza a la mujer en el ámbito reproductivo y al varón en el productivo", remarcó Anfuso para quien hay que trabajar para lograr una paridad real entre ambos sexos.

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