En los próximos días, la Dirección General de Escuelas presentará una página web en la que podrán inscribirse quienes deseen desempeñarse como alfabetizadores voluntarios. También podrán llenar un formulario las entidades -desde uniones vecinales y clubes hasta empresas- que estén interesados en convertirse en centros de alfabetización.

Es que el gobierno provincial quiere ampliar la infraestructura de este tipo de centros, para lo cual ha solicitado al Ejecutivo nacional, desde donde se maneja el programa, cupo para crear 200 nuevos sitios y otros 100 más en contextos de encierro, que se sumen a los 450 actuales.

Los centros de alfabetización son espacios en los que las personas que no aprendieron a leer y escribir pueden hacerlo, a través de un taller que dura entre 6 y 8 meses. Se trata de lugares que generalmente no funcionan en escuelas, sino en entidades comunitarias e incluso en casas particulares, aunque la apuesta es a que la mayoría asista luego a un CEBA (Centro de Educación Básica para Adultos) para completar la primaria. Los encargados de ofrecer la capacitación son voluntarios.

Por internet

A principios de junio, se realizó en la provincia una Jornada Provincial de Alfabetización y Continuidad Educativa de Jóvenes y Adultos. En ese contexto, la titular de la DGE, María Inés Abrile de Vollmer, anunció que a mediados de mes se iba a habilitar un registro para que los interesados en ofrecer estos cursos de alfabetización pudieran anotarse en los municipios.

Sin embargo, el director de Educación de Jóvenes y Adultos, Jorge Galleguillo, explicó que se reunieron con los directores de educación municipales y también con los delegados regionales y decidieron optar por la inscripción virtual. Para ello, en unos pocos días, presentarán una página web, a la que también se podrá acceder desde el portal en internet de la Dirección General de Escuelas.

Desde el sitio se tomarán las inscripciones de los interesados en ser alfabetizadores voluntarios. El requisito académico es haber completado los estudios secundarios, pero también es fundamental tener disposición para el trabajo comunitario. Quienes resulten seleccionados recibirán una capacitación y material específico para la tarea.

En la página, diversas entidades también podrán manifestar su interés en convertirse en un centro de alfabetización. Galleguillo detalló que puede tratarse de una unión vecinal, una iglesia o una empresa que tenga empleados analfabetos. Además de disponer de un espacio para que se dicte el taller, lo importante es que el sitio se encuentre cerca de donde vive la gente que participará de la capacitación.

Situación actual

Según se pudo conocer a partir del censo 2010, en Mendoza hay 31.500 personas mayores de 10 años que no saben leer ni escribir. A ellos se suman 185 mil mendocinos que no terminaron la primaria. Si bien pueden iniciar o retomar sus estudios en los CEBA, muchos no se acercan a las instituciones educativas porque les cuesta reconocer que son analfabetos y por eso se debe intentar llegar a ellos desde otros ámbitos, más comunitarios.

De ahí que el director de Educación de Jóvenes y Adultos insista en que el trabajo voluntario de los alfabetizadores no compite con el que realizan los docentes -que perciben un salario- de los 135 Centros de Educación Básico para Adultos que hay en la provincia. De hecho, para este relanzamiento del programa de alfabetización se ha previsto que ambos (voluntarios y docentes) realicen una tarea conjunta para que quienes completen la capacitación asistan a la primaria después.

Galleguillo detalló que en la actualidad funcionan cerca de 400 centros de alfabetización en distintos puntos de la provincia y otros 50 en contextos de encierro (en 2011 se realizó un censo penitenciario y cifras preliminares mostraron que 70% de los internos no había completado la primaria). Por eso, desde la DGE han solicitado a la Nación que destine cupos del Programa Nacional de Alfabetización Encuentro para que se creen otros 200 centros y 100 en las cárceles provinciales.

Población rural

Sin embargo, ofrecer espacios accesibles a jóvenes y adultos para que aprendan a leer y escribir constituye sólo una parte de la tarea. La otra es identificar a los analfabetos para ofrecerles esta alternativa.

Galleguillo explicó que en las zonas rurales se concentra la población que no empezó o no terminó la primaria y por eso se está armando una mesa interministerial de la que participarán las distintas entidades del Estado que trabajan en estos sectores.

El objetivo es que el inspector que va al territorio a detectar el trabajo infantil, también esté atento a si hay personas que no saben leer ni escribir.

Lo mismo deberá hacer el especialista del INTA que ofrece un curso de cómo mejorar una técnica de cultivo. Y así con todas las áreas que desarrollen su tarea en el ámbito rural.