Página 12 - Martes 24 de setiembre de 2013
El registro de inequidad en la distribución del ingreso, o coeficiente de Gini, sigue mostrando un leve pero incesante descenso. Según los datos del Indec para el segundo trimestre, la desigualdad ya es la menor en los últimos veinte años.
La distribución del ingreso mostró una leve baja en el segundo trimestre en relación con el mismo período del año pasado. El coeficiente de Gini (que registra el grado de inequidad en la distribución del ingreso, siendo 1 el valor más desigual y 0 el de equidad absoluta) registró una caída de 0,418 a 0,414 en la medición para el ingreso per cápita familiar. Según el informe difundido ayer por el Indec, el 10 por ciento de la población con mayor nivel de ingreso promedio por miembro de la familia se hizo de 18.644 de pesos en el segundo trimestre, mientras que el 10 por ciento que más abajo está en esa escala recibió 1068 pesos. La diferencia entre ambos valores es de 17,5 veces. En el segundo trimestre de 2008, cuando comenzó la actual instancia de la crisis global, la citada brecha era de 24,3 veces.
En la medición de ingreso per cápita familiar, que registra el ingreso promedio por integrante del grupo familiar, el coeficiente de Gini cayó desde el segundo trimestre de 2004 de 0,513 a 0,414 este año. El 60 por ciento de esa mejora tuvo lugar hasta 2008, junto a las altas tasas de crecimiento, creación de empleo y recomposición salarial. De allí en más avanzó el 40 por ciento restante, en un contexto más complejo no sólo por el panorama internacional sino por el propio hecho de que la economía era más sólida y presentaba nuevas necesidades de inversión tanto del sector privado como del Estado para mejorar la productividad.
Si bien la equidad general, que mide el Gini, registró esa importante mejora, es más impactante la reducción de la desigualdad “entre puntas”. La brecha entre el 10 por ciento mejor ubicado en la escala de ingreso promedio por integrante de la familia y el 10 por ciento más pobre bajó de 60 veces en 2004 a 24 veces en 2008 hasta 17,5 en la actualidad. El dato de la brecha marca el grado de avance relativo de los más pobres con relación a los más favorecidos por la economía nacional. Hace un año, ese valor era de 18,2 veces.
La mejora en la distribución del ingreso desde la salida de la convertibilidad estuvo basada en primer lugar en la vertiginosa creación de empleo, en una economía que venía del subsuelo y era estimulada por un esquema macroeconómico favorable a la industria, junto a la recuperación del mecanismo de negociación salarial en paritarias y la inclusión jubilatoria. La continuidad en la creación de empleo, la ley de movilidad jubilatoria y la Asignación Universal por Hijo son puntales en la baja, aunque más moderada, de la inequidad que se registró desde 2008.
Si se concentra el análisis sobre el universo de los ocupados, la brecha de ingresos entre el decil mejor pago y el de ingreso más bajo fue de 17,4 veces en el segundo trimestre. Es una diferencia similar al del ingreso total per cápita familiar. Sin embargo, el coeficiente de Gini entre los ocupados es de 0,377, lo que expresa que la desigualdad global en este segmento es menor a la de la población total. Eso implica que la condición de pertenecer al mercado laboral equilibra los niveles de ingresos. El Indec también estudia el ingreso familiar total de los hogares. En el segundo trimestre del año, la mitad de las familias que vive en el país recibió ingresos igual o inferiores a los 6 mil pesos.
En términos de distribución por ingreso individual, la mejora en los últimos diez años fue también muy importante. Sin embargo, recién ahora la distribución del ingreso llega a la situación de mayo de 1994. La brecha entre el decil más rico y el más pobre era en ese momento de 19,6 veces, en el marco de una fuerte expansión económica por el shock positivo derivado de la estabilidad de precios, la disponibilidad de crédito y de divisas por las privatizaciones e inversiones extranjeras de corto plazo. El derrotero del régimen de convertibilidad, protegido hasta que la crisis explotó como una bomba en 2001, provocó que la brecha se ampliara. En mayo de 2003 fue de 24,6 veces y en el tercer trimestre de ese año, cuando el Indec instrumentó en la Encuesta Permanente de Hogares, de la metodología “puntual” a la “continua”, la desigualdad de ingresos subió a 33 veces entre los deciles extremos. El segundo trimestre de este año, con una brecha de 19,6 veces, recompuso la situación de veinte años atrás.
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