El Gobierno destinará fondos por $10 millones para alzar el precio de la aceituna. Sector público y privado quieren estimular el mercado interno para no depender de precios internacionales
El Ministerio de Agroindustria repetirá la fórmula que este año le permitió sobrellevar la dura crisis que castiga a la olivicultura.

La conformación de un fideicomiso con fondos por $10.000.000, más el aliento al consumo interno serán los motores que darán impulso al sector. La marca Mendoza Oliva Bien y una apuesta publicitaria acompañarán las medidas de rescate.

El anuncio fue oficializado la semana pasada en Lavalle y contó con el visto bueno de pequeños productores e industriales que buscan sostener la actividad, que en los últimos años se ha visto afectada principalmente por los factores externos de tipo de cambio y las caídas de los precios internacionales.

De allí que el norte buscado apunta hacia el estímulo del consumo interno. “Las estadísticas marcan que un mendocino consume 200ml de oliva por año, cuando en España hay un índice de consumo de 13 litros per cápita. No nos pusimos una meta, pero si logramos duplicar el consumo de los mendocinos, vamos a ir hacia una economía menos atada al curso internacional de los precios”, dijo Martín Hinojosa, subsecretario de Agroindustria.

Para ir en busca de aquel objetivo el Estado inyecta fondos rotativos a través de la figura de un fideicomiso que en 2012 sirvió para producir unos 100.000 litros de aceite de oliva.

La idea es que lo que produce el fideicomiso sea ubicado dentro de la provincia, para estimular el consumo interno y que los fondos tengan retorno. Pero además este año incorporó la presentación de una “marca paraguas”, que servirá para cobijar y posicionar aceites y aceitunas mendocinas.

Se trata de Mendoza Oliva Bien (ver aparte), que se instalará en los medios de comunicación a partir del año próximo.

Tormenta externa

Es cierto que el olivícola no es de los sectores que hayan sido muy acompañados por los gobiernos. De hecho, el fideicomiso se aplicó por primera vez este año y repetirá en 2013.

Sin embargo, las causas de la crisis del sector son más externas que internas.

Marcos López, integrante de la Asociación Olivícola de Mendoza (Asolmen), explicó que “España, Italia, Grecia y Portugal son los cuatro grandes de la olivicultura mundial y fueron duramente afectados por la crisis europea. Estos países abaratan sus productos hasta quedar prácticamente igualados a nuestros mercados. Contra eso es casi imposible competir”.

La crisis arrastra ya unos 5 años de malas campañas, con constantes caídas en el precio del kilo de aceituna.

Y los países productores concentran el 85% de la producción mundial, lo que los ubica en posición de formadores de precios.

Si estos deciden bajar los precios, el impacto trasciende fronteras y alcanza a otras economías. Desde el 2005, la crisis europea ha raleado niveles de precios y también de consumo.

Argentina es particularmente afectada por este fenómeno. Tomando datos de Asolmen, se calcula que el país produce 25.000 toneladas de aceite de oliva, de los cuales apenas el 15% es para consumo interno. El resto se exporta y queda sujeto a precios internacionales.

Y mientras la caída de los precios mundiales cae, los costos de producción se levantan.

Si se tiene en cuenta que el 50% del valor de la aceituna se destina a mano de obra y energía eléctrica –precios sujetos a la inflación–, la pérdida de la competitividad se profundiza.

La Argentina se ve particularmente afectada por este fenómeno.