En el universo de la industria alimentaria, las grasas trans han ganado cada vez más terreno pese a que se han comprobado sus efectos negativos en cuanto al mayor riesgo cardiovascular.

Ayer, a través de una serie de conferencias especialistas en el tema, entre ellos algunos del Ministerio de Salud de la Nación buscaron dar mayor difusión a la problemática entre los profesionales de la salud locales. El marco es el III Congreso Internacional en Nutrición y Tecnología de los Alimentos que se desarrolla en el Hotel Sheraton de Mendoza desde ayer y hasta el sábado, y que ha reunido a alrededor de 200 especialistas.

Se apunta a generar una mayor conciencia en los consumidores a través de la mediación de los profesionales. Al mismo tiempo se abordó el compromiso que se requiere por parte de las empresas para que avancen en una reducción de este tipo de grasas en la composición de sus productos, tal cual lo exige la norma.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere una ingesta diaria de 2,2 grs como máximo; sin embargo, para la ingeniera química Emilia Raimondo en las condiciones actuales del mercado es muy fácil superarlo ampliamente. A esto se suma el desconocimiento por parte de los consumidores y la información confusa que suele aparecer en los envases.

Según el Ministerio de Salud nacional, el consumo de 5 gramos de grasas trans por día aumenta 25 por ciento el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Efectos adversos

Son ácidos grasos insaturados que se forman durante la hidrogenación parcial de aceites vegetales líquidos para formar grasas semisólidas que se emplean en muchos alimentos procesados. Están presentes en productos panificados, de copetín, margarinas usadas a nivel industrial y algunas coberturas. Han sido de suma utilidad para la industria de los alimentos por contar con ciertas ventajas: mayor estabilidad durante las frituras, mayor solidez y prolongado tiempo de conservación.

Este tipo de sustancias tienen efectos adversos para la salud humana: aumentan el riesgo de diabetes, de enfermedades cardiovasculares y de muerte súbita de origen cardíaco debido a que aumentan el colesterol malo (LDL), disminuyen el bueno (HDL) y engrosan las paredes de arterias y venas.

Los niños son grandes consumidores de este tipo de sustancias ya que habitualmente incluyen en su dieta panificados industriales, como alfajores y galletas así como comidas rápidas como hamburguesas. Si llevan una vida sedentaria, con una dieta inadecuada y este tipo de alimentos resta espacio a frutas y verduras la consecuencia será el sobrepeso, la dislipidemia, síndrome metabólico e hipertensión tempranas.

Campaña global

La asesora en Nutrición y Educación Alimentaria del Ministerio de Agricultura nacional, Natalia Basso, explicó que hace ya varios años que a nivel mundial se trabaja en este sentido. Esto es así debido a las recomendaciones de la OMS preocupada por el aumento de las enfermedades no transmisibles mayormente vinculadas el estilo de vida y responsables del 60 por ciento de las muertes en el país, según datos de la cartera de Salud de la Nación. Se trata mayormente de diabetes, enfermedades cardiovasculares, hipertensión y cánceres.

Argentina se plegó a fines de 2010 cuando modificó el Código Alimentario. En esa oportunidad, se agregó el artículo 155 tris que exige para 2014 que "el contenido de ácidos grasos trans de producción industrial en los alimentos no debe ser mayor a: 2% del total de grasas en aceites vegetales y margarinas destinadas al consumo directo y 5% del total de grasas en el resto de los alimentos. Estos límites no se aplican a las grasas provenientes de rumiantes, incluyendo la grasa láctea". Para hacerlo efectivo se implementó la campaña "Argentina 2014 Libre de Grasas Trans".

Basso llegó a Mendoza para difundir la campaña que se está realizando y que asegura "ha tenido buena respuesta" por parte de la industria y afirmó que no hay muchos datos de los resultados porque se está comenzando con la evaluación.

En tanto, la ingeniera explicó que "en general son las multinacionales las que adhieren debido a que en otras partes del mundo ya les están exigiendo esto y no les resulta tan compleja la adaptación tecnológica". Agregó que para las empresas de menor envergadura es más complicado por una cuestión de costos y para graficarlo señaló que "las margarinas que se usan a nivel industrial con grasas trans son 5 veces más baratas que las que no las contienen".

Por otra parte, el ministerio nacional informa que 95 por ciento de las grasas trans que se consumen son industrializadas.

Pese a la poca difusión que ha tenido a nivel local esta campaña, Basso destacó que por tratarse de una norma las industrias deberán adaptarse.

Consumidores atentos

La licenciada Basso explicó que "es necesario tener un consumidor formado para que traccione a la industria eligiendo alimentos que no tengan grasas trans". Señaló además que en general "la gente no sabe bien qué son, pero sabe que son malas (...) lo bueno es que se ve a un consumidor cada vez más preocupado para elegir correctamente aquello que compra".

Hay que acostumbrarse a leer la información nutricional y preferir aquellos productos que tienen omega 3 y 6. Además Raimondo alertó que "hay que ver con qué son reemplazadas, porque bajan el contenido de las trans, pero suben las saturadas que aunque menos dañinas también lo son".