La medición más corriente de pobreza e indigencia se realiza en función del ingreso real, ya sea a partir del salario u otro ingreso laboral, transferencias o haberes jubilatorios. No se tienen en cuenta, en cambio, otros determinantes de la calidad de vida como el acceso a los servicios de salud, educación e infraestructura de cloacas y agua potable. El Indec estudia la posibilidad de publicar un índice multidimensional de calidad de vida, aunque todavía el proyecto se encuentra en una fase inicial. Por otra parte, el actual cálculo de pobreza e indigencia del Indec se verá modificado una vez que el nuevo IPC-Nacional reemplace, según se espera, antes de fin de año, al IPC-GBA. El índice nacional pasará a valorizar las canastas de bienes que definen las líneas de pobreza e indigencia.

El cálculo oficial muestra que la pobreza bajó del 54 por ciento en el primer semestre de 2003, el “infierno” según definió el ex presidente Néstor Kirchner, al 4,7 por ciento en la primera parte del año, que representa un total de 1.189.000 personas. Un año atrás, ese valor era del 6,5 por ciento. En el caso de la indigencia, la reducción fue del 27,7 al 1,4 por ciento, es decir que 367 mil personas permanecen en la situación económica más frágil. En el primer semestre de 2012, ese dato era de 1,7 por ciento. Más allá de la discusión sobre el nivel exacto de la pobreza e indigencia en el país, hay amplio consenso entre investigadores sobre la tendencia a la baja que desde 2003 reflejan ambas problemáticas.

La región donde el Indec registró los mejores indicadores sociales fue Cuyo, donde la pobreza es del 2,1 por ciento y la indigencia del 0,5 por ciento. Se destacó especialmente el aglomerado San Luis-El Chorrillo. El Noreste, en tanto, presenta un nivel de pobreza del 8,9 por ciento, superior a la media nacional, aunque 1,7 por ciento de indigencia. Rondan esos valores Corrientes, Formosa, Gran Resistencia y Posadas. El Noroeste registró una pobreza de 4,3 y 0,5 por ciento de indigencia.

En los grandes centros urbanos la evolución de la pobreza fue dispar en relación con un año atrás. En la ciudad de Buenos Aires bajó de 3,6 a 2,4 por ciento, y en los partidos del Gran Buenos Aires, de 6,3 a 4,2 por ciento. En La Plata, bajó de 3,1 a 1,0, y en Santa Fe, de 4,4 a 2,8. En cambio, en Rosario subió de 3,6 a 4,2 y en Mar del Plata, de 3,5 a 4,8.

Cálculos alternativos por parte de investigadores afines al Gobierno advierten que los valores de pobreza e indigencia mejoraron en los últimos años, pero no en el ritmo que se desprende de las estadísticas del Indec. Según Equis, consultora que dirige el sociólogo Artemio López, la pobreza ronda el 16 por ciento y la indigencia, el 3 por ciento. En tanto, el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (Cifra), que dirige el economista Eduardo Basualdo y depende de la CTA, publicó un informe a comienzos de este año donde marca que la tasa de pobreza a mediados del año pasado estaba en el 13,3 por ciento para el total de hogares y en 3,6 por ciento la de indigencia.