"El kirchnerismo y el radicalismo mendocino, aparecen como distintos, pero son lo mismo. No tienen intenciones de transparentar el sistema electoral de la Provincia. Los dos partidos fingen interesarle los cambios en la política pero en el fondo no quieren tocar nada, porque los privilegios que obtienen del sistema vigente, que está atravesado por la manipulación y la maña a ellos los favorece", dice un documento presentado ayer por los dos diputados nacionales demócratas (Pradines y Demarchi) y cuatro de los cinco provinciales (Aníbal Ríos, Hugo Babolené, Jesús Riesco y Rómulo Leonardi).

La conferencia de prensa en la que se presentó el documento no fue acompañada por los senadores demócratas (Aguinaga y Corvalán mantienen buen entendimiento con Jaliff y Camerucci). En tanto el presidente del PD, Andrés Grau, fue informado un día antes por el presidente de la bancada (Ríos) de que "la UCR no iba a aportar los votos necesarios para aprobar la reforma", pero nunca se le comentó de la conferencia de prensa.

La defección del senador radical Guillermo Simón comenzó a dar para justificarlo todo. Y lo que hasta ahora parecía anudado firme entre radicales y demócratas, de pronto empezó a tambalear.

El rumor que echaron a correr ayer los demócratas fue que los diputados radicales Barrigón y De Miguel se habían dado vuelta de la misma manera que Simón en el Senado, y por lo tanto votarían a favor de la reforma constitucional. La respuesta de los radicales no se hizo esperar. Néstor Parés, Alejandro Limas, y los aludidos De Miguel y Barrigón ratificaron que el 5 de diciembre votarán la reforma política tal como lo acordaron con el PD. Es decir, el paquete de leyes que modifican la forma de votar de los mendocinos: boleta única, financiamiento de las campañas electorales a cargo del Estado, desdoblamiento de las elecciones provinciales de las nacionales y las luego incorporadas primarias abiertas, simultáneas y obligatorias.